Con cada nuevo amanecer mi alma necesita de Tí Señor. Y es que no me atrevo a dar ni un solo paso sin antes entregar mi vida en tus manos y solicitar tu misericordia para emprender una nueva jornada de trabajo, la cual yo no sé que sorpresas o dificultades me traerá; más, si sé, que si estoy en las manos de Dios, Él hará lo que mejor convenga, aún cuando no siempre las cosas salgan a la medida de nuestros más fervientes anhelos. Sólo necesitamos aprender a confiar plenamente en Él y acatar con humildad los designios de su voluntad.
Oh, mi amado Señor, esta maravillosa necesidad que yo experimento, estoy seguro es la de un sinnúmero de personas en toda la tierra, que claman por Tí, que en silencio dirigen sus pensamientos hacia Tí, que se reunen en Tu nombre y hablan de Tí, que quieren conocerte y tener una relación personal contigo, pero muchos no se atreven porque piensan que no son merecedores, y desconocen quizás que para tí Señor no hay gozo más grande que rescatar a una de tus ovejitas que se te han extraviado. Entonces ven Señor y llena esta necesidad que es la de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario