La pugna por el poder es una fuerza de empuje. Y la mayoría de nosotros estamos empujando o nos empujan.
Yo podría señalar la diferencia entre pasión por la excelencia y las ansias de poder. El anhelo de excelencia es un don de Dios que se necesita mucho en la sociedad. Se caracteriza por el respeto a la calidad y el anhelo de usar los dones de Dios en una forma que le agrade.
Pero hay un abismo de diferencia entre hacer lo mejor por glorificar a Dios y hacer lo que sea por glorificarse a uno mismo. La búsqueda de la excelencia es una señal de madurez. La búsqueda de poder es infantil.
Efesios 2:10
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
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