Qué me espera en los próximo días, los próximos meses o los próximos años. Yo no lo se. Sin duda habrá días soleados y hermosos, sin duda habrá tormentas. Venga lo que venga necesito estar preparado para darle la bienvenida con firmeza y mucho ánimo. Porque esa es la vida y aunque la vida varia, el Señor jamás varia, él es el mismo, ayer y hoy y por los siglos.
El Señor que no cambia y ha sostenido mi mano hasta ahora, también sostendrá mi mano en lo porvenir . Hoy puedo asegurar que Hasta aquí él me ha ayudado.
Hoy me siento seguro de la vida en Cristo . Hasta este momento puedo decir que algunas veces el mar ha estado quieto y los cielos azules. Algunas veces las olas se han levantado amenazadoramente y la tempestad ha rugido, pero nunca mi embarcación se ha partido estando Jesús a bordo. A través del sube y baja de las olas, yo he visto su amor y su poder gobernando esa olas y manteniéndolas a ellas en el hueco de su mano.
Si viene una hora que anuncia tempestad y la luz de la playa no se alcanza a ver, nunca temeré, porque se que el Señor está aún en el barco y el que hasta ahora me ha ayudado, se que me ayudará.
Hoy he aprendido que la tormentas siempre vendrán y por lo tanto necesito estar listo para recibirlas, más mi confianza necesita incrementarse porque Jesús está conmigo y él me hace estar seguro y gozoso a su lado. Dios tiene un propósito en mi vida y ese propósito será cumplido a pesar de las tempestades.
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