Amar es una actitud interior

Amar es una actitud interior
Muchas personas creen que es fácil amar y que solo necesitan encontrar a alguien quien amar. Peor aún, piensan que el problema está afuera y que lo que necesitan, es hallar a alguien que los ame. El amor, siendo algo tan importante, pensamos que hay que dejarlo a la deriva, que ya se aparecerá el hombre o la mujer de mi vida. Lo curioso, es que no operamos de la misma forma en otros ámbitos. Por ejemplo, si quieres ser el mejor estudiante de tu clase, sabes que no lo dejas a la deriva. Cuestionas, investigas y pruebas formas de estudio para aprender y ser el mejor. Si quieres ser el mejor bailarín de salsa, tienes que experimentar, equivocarte muchas veces y quedarte con tus mejores pasos. Y en el amor, que es la meta que muchos anhelamos, creemos que solo debemos acostarnos en la hamaca y mecernos. El amor llegará solito. Pensar que solo necesito una persona por la que sienta amor, equivale a pensar que voy a ser un magnífico guitarrista sin estudiar los principios básicos para tocarla, y que solo necesito la mejor guitarra. Y cuando la tenga…. ¡voy a tocar la quinta sinfonía de Beethoven! Ilógico ¿verdad? En el amor, primero tienes que comprender los principios básicos y la naturaleza humana. ¿Por donde empiezo Jose Antonio? Debes empezar por ti. Muchas veces juzgas a tus candidatos o parejas, por lo que has observado en tu familia. Por ejemplo, piensas que si tu papá trata mal a tu mamá, es así en todas las relaciones. Y por eso dices que el matrimonio no es para ti. Si tu tía Juana te dice “Mira mi niña, los hombres solo lo que quieren es acostarse contigo” vas a ir con esa etiqueta y con esos lentes vas a ver a todos los hombres. “Mira hijo, las mujeres son interesadas, con dinero ¡hasta baila el perro!” y como hombre, piensas que las mujeres solo piensan en tu billetera. Si tienes una baja autoestima, producto de la falta de atención de tus padres desde la niñez, vas a ir a una relación con la etiqueta de que no mereces ser amada, inconscientemente te saboteas, y cuando un hombre te trata bien, piensas que tiene muy mal gusto por haberte elegido ¡y lo acabas dejando! Eres hija de la mala vida, no cabe duda… También, la falta de autoestima, hace que no desees pelear con tu pareja “para que vea que soy un amor” lo que no sabes, es que al no platicar acerca de las diferencias, estas se van acumulando en un “costalito” invisible que llevas a tus espaldas y ocurre que un solo problema menor, hace que ya no soportes la carga, le arrojas el costal a la cara ¡y le lees la lista de navidad!

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