Temía

Temía
 Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo intento.
 Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí.
 Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
 Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia
 Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.
 Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
 Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.
 Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
 Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
 Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
 Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
 Temía estar solo, hasta que descubrí que Dios siempre está conmigo.
 Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y, si nos sentimos desfallecer, no olvidemos que al final siempre hay algo más: DIOS
Isaia 40:28-31
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.