Hechos para persistir

¿Alguna vez haz analizado que, todos los días de nuestra vida, todo nuestro existir es una batalla constante?  Todo empieza desde la misma fecundación: ¿cuál llegará primero?; cuando nacemos, la batalla contra las enfermedades que afectan a los infantes; a falta de habla, gritamos para que nos entiendan; batallamos para entender y comprender lo que nos enseñan en la casa, y cómo ello contrasta con los bombardeos externos. Pubertad, adolescencia, relaciones sentimentales, empleo, sociedad, entre otros más, también se constituyen en “cruzadas”, y de la única manera que una cosa trae la siguiente es persistiendo y alcanzando.
 Nuestra naturaleza fue hecha para persistir. ¿Te imaginas, por ejemplo, que todos los infantes pensaran: “Me cansé de intentar que me entiendan, no gritaré; si no entienden mi lenguaje, allá ellos”? Cuando lleguen las enfermedades, los padres no sabrán qué les afecta, y la sociedad se quedaría sin próxima generación. ¿Y qué pasaría si, en la primera dificultad en emprender cualquier cosa, todos desistiéramos? No existirían nuevos productos, nuevas empresas, nuevas tecnologías… aún estaríamos en la edad de piedra.
 La próxima vez que te encuentres en dificultades emocionales, de salud, de estudios, o en el ámbito profesional,  piensa en dos cosas: cuánto pierdo y cuánto dejo de ganar si me rindo y me quedo como estoy. La próxima vez que tengas un “desacuerdo” con Dios, pensando que no te hace caso o tarda en responderte, y entiendes que tienes los “prerrequisitos” para que te atienda, analiza si debes cambiar de estrategia o modificar tu objetivo, pero jamás desistas de Dios.
 Apocalipsis 2:10b
Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

¿POR QUE EXISTE EL SUFRIMIENTO?

La respuesta a este problema no puede hallarse al negar que Dios sea totalmente bueno o que él sea todopoderoso. La bondad de Dios es un hecho establecido claramente en la Biblia. Es más. Dios se manifiesta por su bondad. "Ningún hay bueno, sino sólo uno, Dios" (Marcos 10.18). Pero aunque Dios es perfecto en relación a todo lo que existe, su bondad revelada es totalmente consciente del sufrimiento que hay en el mundo. Pero es necesario aclara que el sufrimiento no siempre es maligno. Sin embargo la Biblia muestra que la rebelión del hombre contra Dios ha afectado adversamente a toda la creación, la cual "gime con dolores", en espera de la redención final (Romanos 8.19-23).
Es interesante observar que cuando la Biblia habla de la entrada del pecado al mundo, también habla de la entrada del dolor, la fatiga y la muerte. Pablo enfatiza este punto: "Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" (Romanos 5.12).

Sin embargo, también se puede observar que Dios permite el sufrimiento en la vida de algunos cristianos para perfeccionarlos. Muchas virtudes han sido adquiridas por medio de duras experiencias para el que sufre. Esto lo enfatizan Pablo (Romanos 5.3), Santiago (1.3), y Pedro (1 Pedro 1.7).
De todas maneras el problema no ha sido resuelto. Más bien parece que el sufrimiento aumenta con el paso de los años. Pero mucho del sufrimiento humano puede ser atribuido al libre albedrío del hombre. Dios utiliza el sufrimiento para un propósito benéfico, aunque ese propósito esté escondido de nosotros. Tarde o temprano él pone un alto al mal y da fin al sufrimiento trayendo un bien con ello.
"Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo," dijo José a sus hermanos (Génesis 50.20). Esto se explica en todo el sentido de la palabra con la entrada de Cristo al mundo del sufrimiento humano.
Aunque debemos aclarar que muchas veces, o la mayoría de las veces, nos suceden las cosas porque nosotros mismos nos las buscamos, es decir, nos pasan como castigos de parte de Dios para que aprendamos o sentemos cabeza sobre algún  error que estamos cometiendo, muchas veces a sabiendas, es decir, que no estamos siendo inocente de los que estamos haciendo, sino, que sabemos que eso esta mal, y aun asi, seguimos actuando mal, tales castigos pueden ser: enfermedades, incluso estar en algún momento cerca de la puerta de la muerte, otras veces, problemas familiares, en el trabajo o en la iglesia y increíblemente, ni aun asi, nos percatamos de que no andamos bien con Dios y seguimos persistiendo en lo que no debemos hacer que desagrada a Dios.
A veces queremos estar con un pie a dentro y otro fuera de la iglesia, haciendo lo que ´´ agrada a Dios ´´ pero sin dejar de hacer lo que me gusta a mi, entonces, ¿en que estamos? Queremos:
Estar en fiesta, tomar un ´´trago social´´ entre amigos, con pareja (noviazgo)del mundo, ya sea, el o ella, gozando de las fotos atrevidas que colocan nuestras amistades en las paginas de redes sociales, ya sea, en sonico, facebook, faltar a la iglesia por cualquier causa, entiéndase, causa que no sea enfermedad suya o de un familiar, etc. Porque como Dios, según nosotros, no su palabra: puede esperar, puede entendernos cada situación Injustificada, ya que, somos humanos, por estas y otras excusas mas caemos una y mil veces caemos  en el mismo error.
Recordemos que Dios dice en su palabra que no dará por Inocente en aquel día a nadie.
Cristo ha sido el único que ha sufrido como inocente, pagando el precio por el pecado que no era suyo. Sus sufrimientos fueron anticipados por el Padre para bendición de la humanidad, aunque su martirio haya sido en manos pecadoras (Hechos 2.23).
Así que meditemos en cuales cosas no estamos marchando bien ante Dios, las cuales, el demanda de nosotros y dejemos esas cosas que nos separan de el, cosas que en el momento tal vez, nos puedan parecer buenas pero que muchas veces a la larga van a tener graves consecuencias.

Hay que Sacuidirse


Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja. En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal, y que más valía sepultarla en el mismo pozo.
El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo. Al principio, la mula se puso histérica. Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos. ¡ELLA DEBÍA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA!
Esto hizo la mula palazo tras palazo. "¡SACÚDETE Y SUBE. Sacúdete y sube, sacúdete y sube!" repetía la mula para alentarse a sí misma. No importaba cuan dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO. A sus pies se fue elevando de nivel el piso.
Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad.
¡ASÍ ES LA VIDA! Si enfrentamos nuestros problemas y respondemos positivamente, y rehusamos dar lugar al pánico, a la amargura, y las lamentaciones de nuestra baja autoestima, las adversidades, que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos, nos darán el potencial para poder salir beneficiados y bendecidos.
Romanos 5:3-4
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en la tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.