¡Supera la prueba!

¡Supera la prueba!
 Dios nos prueba porque quiere obtener lo mejor de nosotros, pero un error muy común es confundir las pruebas de Dios con el maltrato humano. Entiende esto, Dios no le dice a nadie: “Anda, lastímalo, humíllalo, golpéalo y abúsalo, porque quiero ver qué hace y cómo reacciona”. ¡No! Dios no es sádico, ni violento ni agresivo. Dios no se deleita con el dolor y el sufrimiento. Dios no nos prueba con destrucción, muerte y violencia, ni con abusos sexuales. ¡Estas no son pruebas de Dios! Dios no es perverso.
 No permitas que Satanás te engañe y que enseñanzas ignorantes te hagan ver a Dios como alguien violento y agresivo. Dios es Padre. Ama, consuela, protege, bendice, soporta nuestras torpezas, ¡y jamás nos maltrata!
 Dios nos prueba de otras maneras. Por ejemplo, nos da una palabra para corregirnos. Una palabra fuerte, una palabra de reflexión para que cambiemos de rumbo. Nos habla duro pero con amor, no para “retarnos” sino para que cambiemos nuestra manera de vivir.
 Usa las consecuencias de nuestras decisiones. Dios nos advierte: “Si haces esto te va a pasar esto otro”. La Biblia está llena de ejemplos con respecto a esto (Sal.1:1-3, Mt.6:14-15). Pero cuando obedecemos la Palabra nos alejamos del fracaso y maduramos.
 Usa las circunstancias diarias, familiares, personales, laborales, económicas, sentimentales o espirituales; y por medio de esto, Dios prueba nuestra fe y la mejora. Y cuando superamos la prueba nos damos cuenta que crecimos, que maduramos (Stg.1:2-3).
 Hebreos 12:2-3
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

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