¿CÓMO PREDICAR A LOS IDÓLATRAS, A LOS SUPERSTITCIOSOS Y ATEOS DE NUESTRO TIEMPO?

¿CÓMO PREDICAR A LOS IDÓLATRAS, A LOS SUPERSTITCIOSOS Y ATEOS DE NUESTRO TIEMPO?
(Hch. 17:22-33)
En los tiempos que corren, predicar el Evangelio a los que no creen en Dios es un tanto difícil. Esta obra nunca ha sido fácil, tampoco en la era apostólica, todo lo contrario.
Nos enfrentamos a la apatía, la idolatría, a las falsas religiones, la superstición, el tarot, la numerología, a la falsa ciencia, las corrientes integracionista de la “Nueva Era”, las teorías filosóficas materialistas, en fin no es posible abarcar el extenso mundo del ateísmo y el agnosticismo y los diferentes modos en que Satanás mantiene sumidos en la esclavitud a millones de personas, hemos por tanto de comprender, la heterogeneidad del pensamiento y la fe errada de los habitantes del planeta en los comienzos del siglo XXI.
Teniendo en cuenta estas circunstancias, toda acción que nos propongamos emprender ha de estar aprobada por Dios y modelada por los que nos han precedido en la ardua labor que nos ocupa.
La Biblia es y será siempre el Libro del consejo certero y seguro y es en ella donde podemos encontrar no solo promesas y mandamientos de Dios, sino también, modos seguros de actuación para todos los tiempos.
La predicación de los Apóstoles y discípulos de la primera centuria  encontró  obstáculos y situaciones desventajosas tanto como las vivimos hoy. Pablo encontró en el mundo greco-romano una idolatría abrumadora en oposición a su modo de adorar a Dios, herencia de su procedencia judía.
Cuando Pablo llegó a Atenas (Hch. 17:23-33) quedó turbado por la cantidad de imágenes o estatuas de los más diversos dioses y muchas de ellas estaban destinadas a recordar a “un dios desconocido” (v. 23), por si aparecía otro además de los tantos existentes.
Petronio (20 al 66 D.C.), el autor latino expresó: “En Atenas es más fácil encontrar a un dios que a un hombre”. La adoración a dioses falsos, la Filosofía, el arte y la oratoria vacías,  florecían en todo el Imperio Romano, alejadas de la verdadera existencia de Dios y lo peor era que no influenciaba en la condición espiritual ni moral del pueblo, sumido en la superstición y en la impureza. De igual manera ocurre hoy con las religiones idolátricas que todos conocemos.
Mientras los “epicúreos” negaban la inmortalidad, tenían como eslogan: “Comamos y bebamos, que mañana moriremos” ¿No es éste el modo de pensar del mundo de hoy aunque ya no haya epicúreos? Por su parte los “estoicos” decían que el bien mejor era la virtud y ésta dependía del conocimiento humano el que provenía de la información que les ofrecían los sentidos, ¿a caso éste no es el modo de pensar de los materialistas y humanistas que más tarde nos trajeron la errada idea de que el hombre lo puede todo sin la necesidad de Dios?
De este modo el mundo conocido por Pablo era un mundo muy parecido al nuestro, heredamos todas las doctrinas erróneas y todas las falsas corriente filosóficas y modos equivocados de buscar a Dios y el perfeccionamiento humano. Este modo de pensamiento hacen hoy mella en los grandes sistemas de comunicación modernas: la prensa, la radio, la televisión, el cine, la internet, etc.
¿Qué hacemos ante tal abrumadora realidad? ¿Cruzarnos de brazos?  ¡No!. Aunque como Pablo podamos sentirnos disminuidos por la  multitud incrédula debemos seguir su ejemplo, abriendo como él la boca para declarar la seguridad de nuestra fe, no deberá importarnos a la gente que se dice culta y científica que nos rodea, mirando nuestro mundo actual y utilizando la observación y el tacto que Él usó, declaremos las Buenas Nuevas de salvación.
Cualquier cristiano hoy, tiene las mismas obligaciones que los cristianos del primer siglo, y en cualquier lugar donde se encuentre ahí está su “Colina de Marte”.
Del mismo modo que Pablo hizo gala de su calma y su confianza, podemos elaborar nuestro mensaje teniendo en cuenta las normas de cortesía y tacto que él usó.
Podemos decir como Pablo “en todo observo que sois muy religiosos” (v. 22), también se necesita hoy hablar  de “un dios desconocido”(v. 23), al que siguen dando culto los habitantes de la Tierra, pues abundan mucho estos dioses en las mentes de los hombres, es preciso explicar que “Dios no habita en templos hechos por manos humanas” (v. 24) y no necesita ser honrado con manos de hombres (v. 25 )  no necesitando nada, a todos vida y alimento da (v25). Como todos venimos de Él, somos su imagen y semejanza, por lo que sobra el oro, la plata y cualquier otro material para representarlo, Dios es Espíritu y en espíritu y verdad le adoramos (Jn. 4:23) porque gracias a Él  “vivimos y nos movemos y somos” (v. 28).
Siendo como somos de su linaje y descendencia, ante Dios todos los hombres iguales sin diferencias de razas, sexos o niveles sociales.
Digamos como Pablo: Dios quiere que nos declaremos pecadores, porque pecadores somos y es necesario nuestro arrepentimiento verdadero con fruto espiritual en cada ser humano. (Gá. 5: 22), porque ciertamente ha establecido un día para juzgar a todos por medio del Cristo resucitado (v. 31)
Obreros de la Iglesia de Cristo: sigamos como Pablo su línea de pensamiento inspirada por el E. Santo y declaremos al mundo la verdad de Dios y a los que no han comprendido, o no han creído en Cristo, venid a Él, con corazones arrepentidos y contritos, para llenarlos de esperanza, confianza, paz y amor, en la vida eterna que Dios te ofrece, por medio de su Hijo; Cristo Jesús.

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