¿En alguna ocasión has pedido a Dios por algo y su respuesta fue negativa? De seguro que sí. Ahora bien, ¿en alguna oportunidad pediste algo y te respondieron de tal manera que aquello que pediste fue multiplicado por mucho? Pues Dios trabaja así: nos da lo que necesitamos, no lo que creemos necesitar.
Las medidas de Dios y las de nosotros son distintas, y quizás ese es el problema entre lo que pedimos y lo que recibimos. Cuando pedimos por una camisa, nos llega un par de zapatos; cuando pedimos por bendiciones económicas, nos llegan pruebas; cuando pedimos diez, nos llegan tres. ¿Las razones? Porque Dios sabe lo que necesitamos y en la medida en que lo necesitamos.
Sólo cuando estamos bien enfocados con lo que realmente necesitamos, Dios nos responde tal y como pedimos, pero con creces, mucho más de lo que pedimos. Esto es porque, según ejemplos en la Biblia, cuando pedimos lo que realmente necesitamos, Él nos responde "Por fin entendiste… te doy mucho más de lo que me pediste".
Sólo después de realizar un análisis exhaustivo de nuestras vidas, de lo que tenemos y lo que nos falta, y en qué prioridad, podremos empezar a pedir y a recibir lo que pedimos, y muchas veces con creces.
Job 42:10, 12a, 17
Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; Y murió Job viejo y lleno de días.
1 Reyes 4:29
Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar
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